La medicina, mi pasión y mi vocación
Desde siempre he entendido el arte de enseñar como un bien vocacional que ha de ponerse al servicio de la sociedad y siempre a disposición de aquellos que pidan y necesiten aprender. Una profesión de vida que también he vivido muy de cerca por haber crecido entre maestros. Tanto mi padre como mi madre ejercieron de ello toda su vida profesional. Y esta función continuaba fuera de las aulas, de tal manera que con nosotros, sus hijos, la función docente y educativa se fusionaba y no tenía fin.
Cuando el Instituto de Español Lope de Vega de Nador, en Marruecos, se puso en contacto conmigo para que fuese yo la persona encargada de orientar a sus alumnos sobre el significado de la vocación entendida como pasión de vida, lo tuve claro y acepté la invitación lleno de orgullo. Pude disfrutar junto a mi familia de aquellos que estarán movidos por la pasión hacia aquello que decidan que de verdad les apasiona. Para mí una y cien mil veces será la medicina. Por eso siempre es bueno hablar sobre la verdadera vocación médica; porque solo así se entiende que esta profesiones tiene muchas bondades, pero por supuesto que también momentos duros, sacrificios, faltas..., Y siempre la medicina para mí merecerá la pena.
Tras la conferencia, que se celebró el pasado viernes, fui distinguido con el premio La Palmera, emblema del Instituto Lope de Vega de Nador, y obsequiado con un libro que rememora los 100 años de historia del centro educativo. Gracias a todos. A por otros 100 años más.
Os dejo aquí el enlace a la noticia publicada en prensa, en la que se hacen eco del momento.