No nos lo merecemos
En las últimas semanas, por no hablar del último año, los ciudadanos asistimos a situaciones que no nos merecemos. Hemos obedecido quedándonos en casa, encerrando a nuestros hijos y obligando a la soledad de nuestros mayores. Los médicos y todos los profesionales sanitarios y de actividad esencial nos hemos expuesto sin medios a un virus desconocido, por lo que nos hemos llevado la negra medalla de ser el país con más sanitarios con infectados y fallecidos por Covid.
Gracias al avance de la ciencia y al esfuerzo de los profesionales de entidades y organismos, ninguno de ellos buque insignia de la Unión Europea, por cierto; conseguimos vacunas efectivas y seguras para protegernos del virus de esta pandemia. Muy lejos queda aquel utópico COVAX que garantizaba el acceso universal y apremiante de la vacuna para todos. A día de hoy, y tal como detallé en mi Tribuna de Diario SUR el pasado domingo, casi el 90 por ciento de las vacunas han llegado a los países con las rentas per cápitas más elevadas; y un pobre 0’2% se han destinado a los países con rentas bajas. Curioso pensar que ha sido casualidad y no causalidad, que el bolsillo no cuente para las autoridades sanitarias de instituciones que se encargan de repartir y garantizar la salud y seguridad de todas las personas, todas.
Porque si el 70 por ciento de la población española cree que lo peor de la pandemia ha pasado cuando solo se ha inmunizado completamente a poco más del 3 por ciento de los españoles, es que las cosas no se dicen, o si se dicen, se dicen mal y no llega.
Pero en vez de eso, el ciudadano se queda en la duda constante. Y esto es porque no ha habido y sigue sin haber una política de comunicación clara y uniforme que promueva la confianza de la población en la vacuna como la única forma de acabar de verdad y de una vez por todas con este virus.
El ciudadano desconfía y esto es peligroso para la salud y el bienestar colectivo porque sin su compromiso no podremos contar con un sistema eficaz de rastreo. En España el 35 por ciento de los contagiados no sabe ni cómo ni cuándo se contagió. Hay que hacer más test, rastrear más allá del hogar y acudir a la cita cuando te llamen para verificar si se es positivo o no. Porque mientras el virus circule y sigamos sin administrar las dosis necesaria a más del 70 por ciento de la población, el Covid seguirá campando a sus anchas. Y esto sí que no nos lo merecemos.
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