Todos podemos salvar vidas
España es referente a nivel internacional en materia de trasplantes gracias en parte a la gran labor que llevan a cabo los centros hospitalarios acreditados para los programas de donación de órganos y gracias a la red que tiene tejida la ONT (Organización Nacional de Trasplantes)
Otro buen dato a destacar es que nuestro país tiene mayor cantidad de donantes por millón de habitantes y en el que se realizan más trasplantes de órganos por millón de habitantes.
Con una vida que lamentablemente se va, podemos salvar muchas otras vidas. Y ese es uno de los mayores ejemplos solidaridad que podemos dar al mundo.
¿Cuál es el perfil actual del donante de órganos?
El perfil del donante de órganos ha evolucionado de manera radical en los últimos 25 años. En aquellos tiempos prácticamente un 35 ó un 40% de los donantes de órganos eran jóvenes fallecidos en accidentes de moto por no tener las precauciones de seguridad adecuadas como el uso del casco, y que por lo tanto sufrían una muerte cerebral.
Con el paso de los años y gracias a las campañas tan efectivas que ha venido realizando la DGT éste perfil ha evolucionado de modo que éste tipo de donantes no superan hoy ni el 5% de los casos.
Sin embargo cada vez se realizan más trasplantes. Esto se debe a que hemos ido recibiendo y aceptando órganos de donantes cada vez de mayor edad. Antes, el límite de edad del donante se establecía alrededor de los 55- 60 años dado que se consideraba que en adelante los órganos ya no serían válidos.
En la actualidad, pacientes de edad avanzada han podido contribuir a dar vida a otros pacientes gracias a que han donado sus órganos. Cada vez nos centramos más en la edad biológica que en la edad cronológica de los donantes.
Otra manera de expandir el pull de donantes es a través de donantes en asistolia o donantes a corazón parado. En éste caso, el cese de la función cardíaca es lo que ha originado la muerte del donante.
Por último, existen los trasplantes en los que se trata de donantes vivos. Y es en esos casos en los que somos testigos de lo que yo considero la solidaridad real en su punto extremo.
Hablamos de personas que deciden prescindir de uno de sus órganos (en el caso de los riñones) o de parte de algún otro órgano (como el hígado), y dárselo a otra persona para que pueda seguir viviendo.
El procedimiento implica primero realizar un estudio de compatibilidad y luego seguir unos protocolos de manera de garantizar que todo esto se realiza en forma legal, escrutada y muy escrupulosa.
Los trasplantes más habituales
Como señalaba anteriormente los trasplantes de órganos de pacientes vivos más habituales son los de riñón (donando uno de los dos riñones) o de hígado (donando la mitad del hígado).
Los trasplantes que más se realizan en España son los de riñones, que en un 15% aproximadamente provienen de pacientes vivos. Así, llegamos a una cifra cercana a los 3500 trasplantes el año pasado en nuestro país.
La principal indicación para un trasplante de riñón es que se trate de un paciente que sufra de insuficiencia renal crónica. Es decir pacientes cuyos dos riñones han dejado de funcionar, que por lo tanto están en diálisis y que para volver a tener una diuresis (orinar de forma natural) necesita de un trasplante.
Se decide entonces hacer el trasplante. En el caso de riñones será un trasplante heterotópico, lo que significa que no se le extraen los riñones al paciente trasplantado sino que el nuevo órgano se colocará en algunas de las dos fosas ilíacas en los cuadrantes inferiores del abdomen.
En el caso de los trasplantes de hígado se hará un trasplante de tipo ortotópico. Esto significa que para poder poner el hígado trasplantado habrá que quitar primero el hígado del receptor. Se trata generalmente de pacientes que presentan hígados cirróticos o con un tumor hepático.
En tercer lugar le siguen los trasplantes de pulmones como los más comunes, en cuarto lugar el de corazón y por último el trasplante de intestinos.
¿Cómo es la vida de un paciente trasplantado?
La vida del paciente trasplantado en principio cambia porque el organismo tiende a no aceptar aquello que reconoce como ajeno. Así, el principal miedo que surge en el período post trasplante inmediato, es el rechazo del órgano trasplantado.
Para evitar ésta situación, todos los pacientes trasplantados (a excepción de trasplantes entre hermanos gemelos que son genéticamente idénticos) necesitan una medicación inmunosupresora. Así se intenta deprimir al sistema inmune para que no rechace de forma inmediata el nuevo órgano.
Esto hace que el paciente trasplantado deba llevar a cabo ciertas medidas de precaución inicialmente como tomar antibióticos para prevenir infecciones, evitar la ingesta de determinados alimentos, llevar un ritmo de vida tranquilo y no exponerse a situaciones o ambientes donde pueda contraer infecciones.
Una vez pasado ese período inmediatamente posterior al trasplante viene un período en el que el órgano se va integrando poco a poco en el organismo, Es entonces cuando la medicación inmunosupresora se puede ir reduciendo y el paciente puede comenzar a tener una mejor calidad de vida, semejante a la de cualquier persona que no esté trasplantada.
Depende siempre del órgano trasplantado, pero en general podemos decir que la calidad de vida que alcanzan los pacientes trasplantados es buena. Una vez superado el período inicial las supervivencias de los injertos están por encima (en un 55-60% de los casos) de los 10 a 15 años.
Esto es determinante teniendo en cuenta que un paciente, para ser considerado como candidato a un trasplante, debe ser alguien cuya cantidad de vida que tiene por delante, está drásticamente limitada por la enfermedad en cuestión. Casi siempre se trata de pacientes con una esperanza de vida de 6, 9 ó 12 meses.
Y en éste sentido un programa de trasplantes es bueno en tanto y en cuanto se seleccionan muy bien los pacientes que se encuentran en una lista de espera y en tanto la mortalidad de quienes están en esa lista de espera es muy baja.
Mi mensaje a la sociedad en general:
- Todos tenemos que ser donantes de órganos,
- No vale simplemente con tener el carnet de donantes de órganos dado que dado el desafortunado momento de la muerte son nuestros familiares quienes tienen que dar el visto bueno.
- Por lo tanto debemos concienciar a las personas de nuestro entorno más íntimo de que es nuestro deseo que nuestros órganos sirvan para dar vida.