África y la pandemia
África es el segundo continente del mundo con mayor población, detrás de Asia, suponiendo el 17 por ciento de la población global. De sus 1.300 millones de habitantes solo el 3 por ciento de ellos han sido casos registrados Covid-19; teniendo una letalidad del 2,5 por ciento, similar a la de otros países, como España.
El miedo inicial a una expansión dramática en base a las condiciones de hacinamiento de la población y de imposibilidad de mantener distancia social no se ha concretado en unas cifras preocupantes e incluso en algunas publicaciones se llegó a presentar la pobreza como un factor de protección y menor riesgo de infección Covid-19.
La única excepción es Sudáfrica, que alcanza el millón y medio de contagios y es donde ha surgido la variante 501Y.V2. También conocida como cepa sudafricana, se caracteriza por una mayor capacidad de propagación (casi un 50% más) aunque no genera casos de infección más grave ni es más letal. Eso sí, parece que la vacuna de Oxford/AstraZeneca otorga un bajo porcentaje de protección contra esta variante: solo el 22 por ciento; y hablamos de una cepa que supone a día de hoy el 80 por ciento de los casos del continente africano.
La baja incidencia de la pandemia se puede sustentar en varios motivos:
1. La llegada tardía de la epidemia permitió una rápida respuesta de los gobiernos con el toque queda, la sensibilización y la limitación de la motilidad.
2. La menor capacidad de comunicación con otros países permitió un más rápido cierre de fronteras y de transportes.
3. La amplia experiencia del continente africano adquirida a lo largo de los años en gestión de epidemias (ébola, sarampión, cólera, HIV, …) y especialmente en estrategias de prevención y trabajo comunitario, así como la gran capacidad organizativa ante la escasez de recursos humanos y materiales.
4. La edad está siendo un factor de protección: el 50% de población africana tiene menos de 20 años y sólo el 4% más de 60 años.
5. Mucha discusión sobre factores ambientales. El clima, la temperatura o la incidencia directa de los infrarrojos puede tener un factor protector.
6. Causas técnicas como cómputo erróneo, infradiagnóstico por falta de tests o un mal reporte de los fallecimientos podrían tener que ver. No obstante los sistemas sanitarios de estos países emergentes no se han visto colapsados por la pandemia.
Al respecto de la vacunación , se puede decir que la estrategia COVAX (por sus siglas COVID-19 Vaccines Global Access, de acceso global a las vacunas en todo el mundo) para salvar la brecha y asegurar una vacunación rápida y equitativa a nivel de todo el mundo es un fracaso absoluto.
La situación recuerda a los déficits y retrasos vividos a finales de los años ´90 y principios de los 2000 con la epidemia del VIH y la llegada de los fármacos antirretrovirales al continente africano.
No obstante, de ahí se aprendió que ni siquiera la provisión (que realmente no se está produciendo) es suficiente y que serán precisas infraestructuras técnicas y sociales que ahora mismo no hay.
Solo 5 países africanos han comenzado a vacunar (Marruecos, Egipto, Argelia, Mauricio y Seychelles), y la dificultad de transportar y mantener las cadenas de frío de las vacunas de Pfizer y Moderna junto a la poca efectividad de la de Astra-Zéneca frente a la variante sudafricana dominante plantean un panorama poco esperanzador.
Sin embargo, no debemos dejar de mirar a África y lo mucho que se puede hacer por ellos. Este mes de junio haremos la primera campaña post-Covid con Bisturí Solidario. Será en Liberia, un país con 5 millones habitantes y que ha registrado tan sólo 2000 casos y 85 fallecidos por Covid-19 (valores 100 veces inferiores a los de nuestro país). Sobra decir que todo el equipo está vacunado contra el coronavirus y que además para mayor seguridad se realizará un test de PCR 48 horas antes del vuelo. Porque lo primero es garantizar la salud y la seguridad de las personas, de la primera a la última.